“Las escuelas son la base de la civilización”– Domingo Faustino Sarmiento
El nivel económico de un país está directamente relacionado al nivel de educación de sus habitantes. Un ejemplo de un país que ha demostrado al mundo que la inversión en educación es la más efectiva manera de promover el desarrollo de cualquier nación es Corea del Sur.
50 años atrás Corea del Sur era considerado uno de los países más pobres del mundo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Entre las décadas de los 70s y 90s, Corea del Sur experimentó un desarrollo extraordinario, que lo llevó a ser calificado por la ONU como un país desarrollado, y a alcanzar el puesto #13 entre las economías más grandes del mundo. Algunos surcoreanos se refieren particularmente a décadas anteriores como “cuando éramos pobres”.
Con respecto a la educación, Corea del Sur está posicionado en los niveles más altos del mundo. El 98.3% de la población es alfabeta. Los estudiantes surcoreanos obtienen los mejores resultados en pruebas estandarizadas de Matemáticas, Ciencias y Lenguaje, superando a países como Finlandia y Japón. Asimismo, Corea del Sur es de los países que mejor paga a sus maestros, a los cuales se les exige la más alta preparación docente. Es el primer país en el mundo en proveer en todas sus escuelas internet rápido y tecnología de alta calidad. Y es uno de los países que más estudiantes manda estudiar al exterior.
La razón de este éxito se debe a que la responsabilidad por mejorar la educación no recae únicamente en el gobierno, sino en todos sus ciudadanos. Corea del Sur invierte en educación un 5% del PIB; no es precisamente uno de los países que más invierte en educación. Los padres surcoreanos son los que se esfuerzan grandemente en proveerles de la mejor educación posible; tanto así, que dedican 20% de sus sueldos a la preparación académica de sus hijos.
Por otro lado, el sistema educativo de Corea del Sur es frecuentemente criticado por su severidad y enseñanza basada en la memorización. Además, es tanta la carga académica y la presión social que estos estudiantes reciben, que lo ha convertido en el país con la tasa más alta de suicidio juvenil en el mundo. Asimismo, los jóvenes surcoreanos están posicionados en el nivel más bajo de felicidad, según la OCDE.
Puede que Corea del Sur no posea el modelo pedagógico ideal; pues todos queremos estudiantes felices y optimistas en nuestras aulas. Sin embargo, los esfuerzos de este país en proveer a sus ciudadanos con iguales oportunidades de educación y superación son dignos de imitar. Además, este país ha demostrado que lo más importante no es necesariamente la cantidad de fondos que se inviertan en educación, sino la manera en que estos fondos son administrados; asimismo, cómo la educación responde a las necesidades de la sociedad con la finalidad de mejorarla y hacerla más justa.
Para acceder a la lista general de los países y su gasto público de educación visite:
http://datos.bancomundial.org/indicador/SE.XPD.TOTL.GD.ZS/countries?display=default
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